Poemas por ROSSALINNA BENJAMIN




















Cuerpo en el tocador


¡Corran, gentiles, hay un cuerpo en el tocador!
En tu fondo frío se ven venir morbosos y asustados.
Me gozo imaginando mis contusiones
llaga fresca
torrente rojo desde mi cara al lavabo
Atreviéndose viscosamente hacia el otro abismo bajo la puerta.
¡Ah, espejito, espejito! No es hermosa tal rotura?
Craaackkkk!! sostenido de las bisagras…
Turbada delicia del drama en ciernes
Sadismo atento mi cuello en su ajena curvatura
hacia mis manos que se frotan bajo el chorro tibio.
Espejito, espejito…no es hermosa esta tortura?
Una mujer se apiada
me presta su sombra
otra, mas bella aún, me echa unos polvos
un travesti moviendo la cabeza incrédulo
me pone su óscura mascara
resignada coloreo mis labios a mordidas
y levanto la mirada temiendo lo inevitable...
se alejan decepcionados y murmuran en el pasillo:
“¡Bah! No hay ningun cuerpo.
Apenas una infeliz retocándose el ser para afrontar la burla
de las sobras de esta existencia puta y su piedad de pacotilla
¡Qué tontería!”
Me aligero.

Mi puño contra tu estampida
escupe a chispazos la única sangre que correrá
por las patéticas venas de esta noche sin rugidos.
En la angustia fractal de tu certeza rota...
Se va ensayando de a poco esta belleza obligada
¡Maldito, espejito!
¿Eso soy, esta grieta?
--
 “Pasajes del silencio de mi mano”
Siempre unas madrugadas más sabia que yo,
mi pequeña mano recorría, calladamente,
las barandas de la preocupación,
cuidando de no apretar ni sujetarse ni golpear.
sino masajeando apenas sus durezas inciertas,
con las yemas del indice y el pulgar
(cálidas o frías, dependiendo de la estacion del llanto).
Así me guiaba hasta los pies torcidos del insomnio,
como quien besa la frente de una querida muñeca, justo antes de tirarla al vertedero.
Despues de tantas jornadas de este gentil desasosiego,
conocía de memoria todos los pasajes
del silencio de mi mano.
Arrastraba por ellos los cuchillos de loca bajo mi cráneo,
el insano aullido de mi piel revuelta a media sombra
mi penoso rumor de mascota olvidada,
el afinado concierto de lo negro en mis venas,
y hasta el canto destemplado de cada promesa rota en mis coyunturas.
Y mi mano, chica y diestra,
paciente espera a la salida de todo,
siempre pluma en mi cosquilla,
siempre vidrio, piedra y vacío,
al final de mi escalera de intentos,
me soltaba (sin apego ni maldad)
en el hostil cuadrilátero del día,
mi nuevo oponente,
que aguardaba,
sediento de carne para quemar
en su perenne risa de idiota.

15.  Desaparecida
                                                                              
                                                    A Massiel, esperando que esté bien adonde esté.

Acercándote, felina,
al montón que formábamos sin ti,
cada paso era toda una pregunta:
-¡Disculpen! ¿Habrán visto, por casualidad a esta chica?-
Y nos desvelabas
 la divinidad nefasta de tu rostro  de muñeca.
Todas las cabezas se balanceaban confusas, 
de un lado al otro de la palabra  “No”,  sin más remedio.
 Tus ojos, entonces,
dos segundos detrás de tu mirada,  arremetían contra la noche
 como dos botones deshilvanándose
 de la camisa del  infierno celeste.
Nadie te había visto…
 Decepcionada
-Sólo un poco más que de costumbre-,
seguiste el dulce llamado de la flauta de otro cuento.
Y para borrar las migas de tus pasos
 Llevabas los bolsillos llenos de palomas.
 Ahora queremos aprehender
 lo que huye contigo de niña trasnochada,
de duende y de golfilla, 
de andrógina orquídea de los parques.
Queremos rescatarnos apresando tus mejillas
 entre besos angustiados que turban tu sed de distancia.
 No culpo a tu risa –inadvertidamente escasa-
de princesa desertora,
Ni a tu posible llanto, 
abrazando los kilómetros
de amor incomprensivo que te claman.
Tal vez consideraste
que aquí solo hay Políticos y especuladores…¡Cómplices! 
Y más rabia en los barrios cada día.
 Que quizás ya nadie se lee las cartas,
Y por eso no sabemos
que te coronaron reina de diamantes.
Aquí  ya no creemos en las hadas
 y  tal vez  por eso nos perdemos de enterarnos 
de que a ti te han escogido
para ser Campanilla en otro Nunca Jamás. 
Quizás eres Alicia
 en el último País de los Espejos,
O eres Ariel de Las Antillas
titilando enamorada  en una aurora boreal.
 O ni siquiera estás tan lejos.
 Puede que un collar de Obatalá, 
tejido con las madrugadas de tus rizos,
 le rinda culto en San Juan de la Maguana
a tu cuello de azucena.
O  Yemayá  te acuna en su regazo sempiterno.
Pero que al fin y al cabo,
 cualquier otro escenario
 Merece más la enigmático performance de tu cuerpo.
 Mas,  si yo tampoco entiendo,
Eso de que te creemos perdida
y que tú, al fin, te encontraste,
 te pido, no me culpes, si interrumpo con mi miedo
el bambulá infinito que ahora bailas 
con remotos ángeles silvestres.
Y perdónanos de nuevo la imprudencia,
 cuando  el  recuerdo de tu ausencia,
padecido por el mundo en estas líneas,
te acose, en todas partes, preguntando : “
Disculpa, Habrás visto por casualidad a esta chica?”



 Isabel contra el silencio

¡Sssssshhhhhh!!! ¿Lo escuchas, Isabel?
Es tu silencio.
Cuando tú callas duermen todas las cosas.
Y entonces el mundo es esto:
Isabel y  la tierra soñando,
y el enorme vientre del cielo bajando y subiendo
al compás de sus altos ronquidos,
Isabel y el mar sonámbulo
trayéndole sus níveas telas a la arena
Isabel y las piedras durmientes, las flores dormidas,
las sapos panza arriba
dormidos
en las corrientes dormidas,
los pájaros, el sol,
las indomables carreteras, los puentes...
todo duerme, a una duda bajo el manto de tu silencio, Isabel.
¡Ah! Isabel y las cosas dormidas.
Suena hermoso
¡Pero no! ¡No! ¡No calles, Isabel!
Si la tierra se duerme ahora tendrá pesadillas.
No calles, Isabel.
Nombra las cosas con invenciones que salgan de tus labios
Invoca el ruido de todo y haz un tornado
que levante del sueño a las calles

¡No calles! ¡No! ¡Nunca!
Porque para tejer tu voz, Isabel,
hubo que desmadejar la rabia
y deshilachar la angustia
de muchas Aídas, Simones, Safos, Virginias...
Tan solo para activar el timbre que vibra en tu garganta cuando hablas,
fueron degollados los monstruos justicieros de tantas Juanas, Hipatias, Minervas, Maria Teresas, Patrias y Abigaíles, Isabel.
¿Qué malicioso te dijo de ese derecho a callar?
¡Jamás!
Ya hemos callado más que suficiente.
Callar no es un privilegio, Isabel, es un castigo.
¡Brava, Isabel! Chasquea la lengua y lanza tu sentencia granada
contra este espantoso callar.
Declárale la guerra a este silencio maligno que nos doma.
Abre el fuego con una palabra ancha que estalle el oído medio
a la apatía que nos está mermando, barriéndonos como a hormigas.
No calles.
Haz que despierten eternamente las aves, las más oscuras y fuertes,
las más sutiles y tiernas, para acompañar con sus trinos y graznidos
tu voz que retumbe inquietando las malas conciencias de los siglos recientes
tu voz que remueva y derribe los cimientos del odio y la pereza.
¡Habla, Isabel!
¡Dí!
Dí lo que quieras, blasfemia o bendición, pero no calles.
Porque tu voz, mantiene la luz en vigilia
y si tú callas, Isabel,
si no cantas, si no hablas, si no protestas,
si no denuncias, si no dices, ¡si no gritas!
Sin remedio, todos oscureceremos.

Volar, despierta casi

Se me olvida que me estás mirando y voy dando saltitos al correr, como cuando chiquilla de nueve años me alejaba hacia el "otro lado" para no sentir el dolor que se acercaba veloz a mí, a bordo de una mirada oscura en la misma dirección de mis pasos sin huellas alejándose.
Se me olvida que estoy hablándote y me escapo en cualquier letra que se eleve sobre la línea y te voy narrando mi sueño en marcha y me sigues hasta la locura,
 te inventé testigo,  te creaste cómplice, y ahora...
 Te das cuenta? Esa falta de huellas no indica pasos débiles, sino ausentes.
 Siempre estuve así, a ras de sueño, asomada
 a la penumbra gloriosa de mi infancia
 de reina-diosa-niña que volaba, brazos abiertos, esquivando el guayabo, la toronja, los dedos agudos del pequeño cerezo… y que ahora salta al correr intentando tomar velocidad hasta elevarse
sobre ese cocotero que retrocede hasta su sádica lejanía en el tiempo.
 Mas es que el aire es más pesado que yo
 y por eso corro a saltar,
 salto al correr
y cuando atentas seguir mi rastro: ¡cero huellas!
Doy pasos firmes, pero solo en este aire apisonado por el ansia encabritada de mis pies que se apresuran,
a escasos (ya muy escasos)
centímetros del suelo donde observas y callas.
 Acelero...¿me esperas?
 Ya casi despierto ¡ya casi!
Lo prometo.

Esto es lo que hay

Quería ser un jazmín o una azucena,
una flor blanca, pequeñita, delicada,
descansar en un jarrón de agua bendita en alguna modesta capilla,
adornar altares,
exhalar mi último aroma a los pies de algún santo de yeso.
Pero nací rosa ¡rosa roja!
Una flor descarada y con espinas.
En vez del incienso, humo de cigarros,
morbo y lujuria me rodean, no el piadoso fervor que deseaba.
Son muy otros los cuerpos y la sangre que acompaño.
¿Qué bromista cruel trocó en bachatas obscenas
mis soñados cantos gregorianos?
Yo quería nacer en el secreto jardín de un monasterio,
crecer cuidada por manos castas
y regada con el agua bautismal.
Pero nací en un callejón de mala muerte,
crecí abonada por los vómitos de los borrachos,
la orina de los vagabundos,
la saliva de los orates y las lágrimas de cada abandonado.
 Ahora, por más que lo intento,
no puedo esconder la marca del exceso,
no puedo ser sutil en mi perfume,
no me doblego ante las imágenes sagradas,
no me aceptan en la iglesia,
pero tengo lugar de honor en los burdeles.
Lo juro:
yo quería ser un jazmín o una azucena,
o, en su defecto, una humilde margarita silvestre.
 Pero nací rosa,
rosa roja,
una flor descarada y con espinas.

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ROSSALINNA BENJAMIN, República Dominicana, 1979. Poeta y educadora.
Estudios: Pedagogía Mención Letras, Universidad Dominicana O&M, Especialista en
Cultura y Lengua Española, Universidad Internacional Iberoamericana (UNINI).
Actividad Literaria: Miembro fundadora del Círculo Literario El Viento Frío, Taller
Literario César Vallejo, Taller Literario Julio Cortazar, Taller literario Franklin Mieses
Burgos, Movimiento Interiorista del Ateneo Insular, Colectivo “Y también soy palabra.
Libros: “Manual para asesinar narcisos”, Editora Nacional, Santo Domingo, R.D. 2012,
“Diario del desapego”, Amargord ediciones, España. 2016, (Poesía). Premios y
menciones: -Mencion honorífica Categoria Universitaria Concurso Nacional de Talleres
Literarios Santo Domingo 2008, -Premio Nacional de Poesía Joven Feria Internacional
del Libro Santo Domingo 2011, Mención Particular Premio Mundial de Poesia Nosside
Italia 2013, -Mención Premio Mundial de Poesia Nosside Italia 2014.



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